La aplicación de una vibración mecánica sobre la estructura musculo-tendinosa activa los centros superiores del control motor por el reflejo de contracción que se produce, dependiendo esta de 4 variables o factores:

1. Localización de la vibración

2. Longitud inicial muscular (a más longitud, mayor intensidad de respuesta)

3. Estado de excitabilidad del SNC (Sistema Nervioso Central)

4. Parámetros del estímulo (mencionados anteriormente)

Este reflejo se basa en que las terminaciones primarias de los husos musculares, por su alta sensibilidad a los cambios de longitud son las que inician la contracción refleja, transmitiendo el impulso a las fibras “Ia” hacia la médula espinal donde realizan la sinapsis con las alfa-motoneuronas. Estas transmiten la señal a través de las vías eferentes a las mismas fibras, lo que provoca su contracción (Johnston et al 1970, citado por Tous y Moras 2004)

De esta forma, se ha demostrado que las vibraciones estimulan predominantemente a las fibras Ia aferentes y en menos medida a las tipo Ib y IIa (Roll et al 1989).

Esto también se ha comprobado a nivel electromiográfico, donde se observa que al exponer a un músculo a WBV (vibraciones), éste aumenta la actividad EMG sin necesidad de movimiento, simplemente en posición isométrica. Esto sugiere un aumento de los potenciales motores, lo que afecta a la modulación de la excitabilidad de la corteza motora.

Lo que esta claro es que La respuesta no es la misma en musculatura biarticular, y además depende de la posición en la que coloquemos al sujeto (efecto muelle). Además, sujetos con mayor stiffness muscular puede tener diferentes valores para dicha activación (variabilidad intrasujeto). Un factor muy importante para la aplicación a acciones explosivas, es que las vibraciones tienen que conseguir llegar al estimulo perfecto para la sincronización de las fibras musculares.

Por último, existe un fenómeno que debemos de tener muy en cuenta a la hora del huso de las vibraciones. Decimos que un cuerpo resuena cuando vibra al recibir impulsos de frecuencia igual a la suya o múltiplo de ella. En el momento en el que todo el cuerpo humano entra en resonancia se produce el máximo desplazamiento entre los órganos y la estructura esquelética, siendo esta una frecuencia de vibración a evitar para minimizar el impacto que sufren los tejidos implicados.




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