-Distintas formas de ayuno como herramienta dietética-

 

Tradicionalmente, en las consultas de nutrición se ha recomendado comer cinco veces al día como estrategia para el control y la pérdida de peso. Esta pauta estaba basada en los resultados de algunos estudios que concluían que el aumento de la frecuencia de comidas podía ayudar a reducir el hambre y mejorar el control del apetito y algunos marcadores de salud.
Pero la Nutrición, como ciencia que es, no es estática y a día de hoy esta cuestión es discutida, no se puede generalizar y podemos decir que no hay un patrón de ingestas fijo para todo el mundo. Lo importante es planificar el día en función de las circunstancias individuales y siempre eligiendo alimentos adecuados en calidad y cantidad.

En un nuevo artículo titulado “Es tiempo de ayuno” y publicado en la revista Science el pasado 16 de noviembre, se analizan varios modelos de ayuno y se concluye que los períodos de ayuno, con o sin una ingesta reducida de energía, pueden tener profundos beneficios para la salud. Ya hace tiempo que se había relacionado la restricción calórica (RC) -entre un 15 y un 40% como máximo sobre las calorías de un dieta libre- con la longevidad, disminución de peso corporal y mejor pronóstico de salud. El problema de poder llevar a la práctica estas pautas tan agresivas es la falta de adherencia que se genera dentro de un ambiente obesogénico y los posibles efectos negativos en determinados grupos de población y momentos específicos.
Pero, teniendo en cuenta que datos recientes indican que los beneficios de la RC pueden conseguirse, no sólo mediante una reducción calórica sino también mediante el tiempo durante el cual estas calorías son consumidas, se plantea la cuestión de que si el momento del consumo de alimentos es un factor determinante y de si el ayuno en sus diferentes modalidades (a diario o en momentos específicos) es beneficioso en sí mismo. Los beneficios pueden ser reducción del peso, mejorar composición corporal y otros procesos relacionados con la salud.
Una de las modalidades sería el “ayuno intermitente diario”, que contempla dos franjas horarias que pueden ser de distintas duraciones (12/12, 14/10, 16/8, 18/6 o 20/4), en la primera no se ingiere nada o casi nada y en la segunda se puede comer sin reducir calorías.

 

Otra modalidad sería el “ayuno intermitente semanal”, que consiste en no comer o comer lo indispensable uno o dos días a la semana y el resto de los días en comer sin restricción.
Finalmente, “el ayuno simulado” o dietas que imitan el ayuno reduciendo y modificando la ingesta con alimentos hipocalóricos que mantienen un estado fisiológico similar al ayuno.
En definitiva, podemos decir que el ayuno es una herramienta más para tratar la obesidad y otros problemas metabólicos que puede ser útil en determinados candidatos y momentos adecuados. Pero hay que tener en cuenta que el conocimiento de sus efectos es todavía limitado. No es la dieta definitiva porque en alimentación siempre hay que considerar las preferencias y circunstancias personales, planificando siempre con una elección adecuada de alimentos en calidad y cantidad. Y por descontado, hay que hacer hincapié que para seguir estas pautas se debe estar bien informado y monitorizado por un profesional tras un estudio previo de la situación de partida.

 




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