Desde SportPlus queremos hablaros de una cuestión fundamental que cualquier deportista, sea de la categoría que sea, debe tener en cuenta a la hora de comenzar una actividad física: el calentamiento.

Si un músculo realiza un esfuerzo en frío, es decir, sin estar preparado, corre el riesgo de resultar seriamente dañado, pues las fibras que lo componen podrían rasgarse. Nuestros músculos, tendones y articulaciones resultan sumamente elásticos, pero para conseguir su grado óptimo de flexibilidad deben alcanzar una temperatura idónea.

Antes de emprender la rutina de entrenamiento, es preciso calentar los diferentes grupos musculares que componen nuestro organismo. Solamente de esta manera se logra el máximo aprovechamiento de los mismos.

El calentamiento debe realizarse al comienzo de cada sesión. Gracias a él se va elevando suavemente la frecuencia del ritmo cardíaco y se consigue una aceleración del pulso. Esto hace que el caudal sanguíneo que circula por todos los vasos que riegan los músculos sea mayor para lo cual a medida que se acelera el calentamiento se irán expandiendo permitiendo un mayor flujo de sangre por su interior. El calentamiento, en definitiva, prepara el metabolismo del cuerpo para el esfuerzo de la rutina que vendrá a continuación.

En general, cuando más duras vayan a ser las sesiones, más profundo deberá ser el calentamiento.

Hay que tener en cuenta que los músculos hacen trabajar a sus fibras de una manera progresiva. A medida que se exige más a un músculo determinado, éste irá haciendo trabajar a un nuevo grupo de las células que lo componen. Por ello, el calentamiento que preceda a una intensa tabla de ejercicios deberá conseguir una óptima oxigenación de todas las células que componen los músculos implicados, consiguiendo que la sangre llegue sin problema hasta el último rincón muscular.

Debemos saber que si los músculos se esfuerzan demasiado tenderán a acortarse, perdiendo su natural flexibilidad y, por tanto, a lesionarse con mayor facilidad.

El estiramiento tipo tensión activa (3,5 segundos máximo de 2 a 3 series por grupo muscular), es un método ideal de calentamiento, ya que es la manera natural de pasar de la vida sedentaria a la vida activa. Pero debe de ser realizado sin esforzar demasiado. Con estos ejercicios hay que llegar sólo hasta donde indica el propio cuerpo. Es decir, no hay que intentar llegar más allá de nuestros límites, sino que hay que hacerlo de una manera natural. El mejor ejemplo en este sentido lo encontramos en el mundo animal que nos rodea. Perros y gatos, sin ir más lejos, realizan con frecuencia ejercicios de estiramientos de una manera instintiva y espontánea, sin ser conscientes de ello.

De igual manera que sucede antes de realizar una sesión de ejercicios cuando se parte de un estado de reposo, al finalizar la misma se deben realizar movimientos que sirvan de transición a la inactividad posterior. Estos se conocen con el nombre de ejercicios de enfriamiento.

Al cuerpo no le resulta beneficioso pasar de un estado a otro de una manera brusca, que en caso de pasar del reposo a la actividad intensa puede ocasionar una lesión. Mientras que si suspendemos de repente una actividad física intensa, el organismo puede sufrir una disfunción que puede igualmente acarrearnos problemas, llegando en casos extremos a estados de mareos o pérdidas de conciencia. Con el ejercicio intenso, el corazón envía a los músculos gran cantidad de sangre que, al estar los vasos sanguíneos dilatados, llega sin dificultad hasta la punta de nuestras extremidades. Si suspendemos de manera repentina y sin transición la actividad física intensa, la sangre se acumulará en estos puntos sin que vuelva en igual cantidad al corazón. Este, sin embargo, continuará su ritmo de bombeo como si retornara toda. Las consecuencias no se hacen esperar; no podrá bombear la cantidad de sangre precisa a puntos tan decisivos como el cerebro, lo que podría ocasionar males como los mencionados. Esta disfunción, sin embargo, no aparece si el ejercicio se va suspendiendo de manea gradual, puesto que el aporte sanguíneo al corazón se reducirá de manera progresiva, al tiempo que decrece el ritmo de éste.

Así que este es nuestro consejo: calentar antes de comenzar vuestra actividad física y realizar ejercicios de enfriamiento al finalizarla. De esta manera se consigue una actividad física más saludable para todo el organismo.




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